Meditación.

Para meditar lo primero es querer y tener la voluntad de hacerlo, tal vez algún día dispones de más tiempo que otro, pero el hecho de sentarte y tomarte este tiempo para ti, ya es un regalo.

Pasos a seguir:

  • Regularidad en el tiempo, lugar y práctica. La regularidad condiciona a la mente para relentizar sus actividades con un mínimo de retraso.
  • La horas más efectivas son el amanecer y el atardecer, cuando la atmósfera se carga con una fuerza espiritual especial. Si no es posible sentarse a meditar a esas hora, elige una hora en la que no estés ocupado en actividades diarias, que la mente pueda ocuparse de calmar.
  • Lugar especial para la actividad. Pureza, paz, armonía, un lugar que te ayuda a conectar con tu esencia.
  • Siéntate en una postura firme, confortable, con piernas cruzadas, columna y cuello erguido sin tensiones.
  • Antes de comenzar, ordena a la mente mantenerse quieta, ocúpate de lo que ocurre en presente, aquí y ahora.
  • Regula la respiración conscientemente. Observa y escucha el sonido de tu respiración, que tenga un ritmo concreto, una calidad y fluidez correcta.
  • Al principio la mente estará ocupada, puedes dejar al principio que divague, pero poco a poco se irá poniendo concreta.
  • Si fuerzas a la mente hay lucha, confía en el poder de la respiración y en la práctica.
  • La repetición llevará al pensamiento puro, en el cual la vibración del sonido se une con la repetición mental, sin conciencia del significado. La repetición audible progresa y lleva a la repetición mental, de allí a la repetición telepática y finalmente al pensamiento puro.
  • Con la práctica, la dualidad desaparece y se alcanza samadhi (estado de gran conciencia).
  • Con tiempo, paciencia y fe, iremos consiguiendo conocimiento individual y conexión espiritual. Este estado de gran conciencia nos llevará a la plenitud individual.

Namaste.

 

4


Categorías: Yoga

Tags: